Funciones de la microbiota intestinal

 

 

Las funciones de la microbiota intestinal son uno de los grandes objetivos de investigación del siglo XXI. La razón es que cada vez son más los estudios que evidencian la importancia de un equilibrio en los microorganismos que viven en nuestro tubo digestivo.

Estas funciones resultan especialmente importantes para un estado óptimo de salud global. Por ello, la investigación más actualizada está analizando la relación de la microbiota con los diferentes órganos. Hace años que se estudia el eje intestino-cerebro. No obstante, cada vez hay más estudios acerca del eje intestino-pulmón, el eje intestino-piel o el eje intestino-hígado.

¿Qué es la microbiota intestinal?

La microbiota es el ecosistema microbiano que vive en el tracto gastrointestinal. Tiene un rol extremadamente importante en la fisiología y la fisiopatología de la salud y la enfermedad.

Está formada por alrededor de 100 trillones de microorganismos. Entre estos, destacan más de 400 especies de bacterias. Además conviven en ella diferentes tipos de virus, hongos, protozoos y un buen número de microbios.

Las funciones de la microbiota intestinal son muy diversas. Sin embargo, la mayoría están relacionadas con los sistemas digestivo, inmunitario, nervioso, endocrino y nuestro metabolismo. Veamos las más importantes.

Las principales funciones de la microbiota intestinal

Vamos con algunas de ellas:

  • Fabricación y absorción de nutrientes. Las bacterias saludables del tracto gastrointestinal producen algunas vitaminas como la vitamina K, la niacina (B3), el ácido pantoténico (B5), la piridoxina (B6) la biotina (B7), el ácido fólico (B9) y la vitamina B12. También aumentan la biodisponibilidad de minerales como el hierro, el calcio, el magnesio, el cobre y el zinc.
  • Nutrición y metabolismo. La fermentación de carbohidratos en el intestino es la mayor fuente de energía en la producción de ácidos grasos de cadena corta, conocidos como AGCC. Los principales AGCC, el acetato, propionato y butirato, intervienen en una gran cantidad de funciones beneficiosas para el organismo.
  • Síntesis y modulación de neurotransmisores. El intestino es el principal productor de serotonina. Las células enterocromafines de la mucosa intestinal son las encargadas de sintetizarla y almacenarla. Además, la microbiota también regula los neurotransmisores GABA, glutamato, dopamina, triptamina y norepinefrina.
  • Función de protección. Con el objetivo de preservar su territorio, las bacterias de la microbiota generan un efecto barrera para evitar bacterias extrañas al ecosistema. Ello es posible gracias a que segregan sustancias antimicrobianas que inhiben la proliferación de bacterias patógenas.

¿Qué más hace la microbiota intestinal?

Además de las funciones descritas en el apartado anterior, la microbiota tiene muchas otras competencias. Algunas tan importantes como las siguientes:

  • Regulación del sistema inmunológico. La microbiota intestinal tiene un papel decisivo en el sistema inmune. Esta regula en gran parte la inmunidad innata y la inmunidad adaptativa. De hecho, se estima que cerca del 80% de las células inmunitarias se encuentran en el intestino.
  • Producción de anticuerpos naturales. Los microorganismos de la microbiota actúan como presentadores de antígenos y generan una respuesta inmune que previene la invasión de patógenos.
  • Función de protección contra el cáncer. Los ácidos grasos de cadena corta como el butirato tienen un efecto antiinflamatorio. Este factor puede ayudar, entre muchas otras funciones beneficiosas, a la protección contra el cáncer de colón y otros tipos de cáncer.
  • Modulación del metabolismo energético. La microbiota intestinal participa en el almacenamiento de grasa en los adipocitos. De hecho, el consumo de grasas no saludables altera la composición de la microbiota y predispone a un estado proinflamatorio.
  • Intervención en los niveles de glucosa. Cuando hay un desequilibrio en el ecosistema intestinal la salud corre el riesgo de empeorar fácilmente. Por ejemplo, existe una mayor predisposición a la inflamación de bajo grado y al desarrollo de una resistencia a la insulina.
  • Regulación del tránsito intestinal. Existe una relación directa entre el estado de la microbiota y el estreñimiento. Así, se ha podido observar en estudios un porcentaje elevado de disbiosis entre los pacientes con estreñimiento crónico comparado con controles sanos.

Buena parte de la salud está en el intestino

Tal y como indican las publicaciones de estos últimos años, la microbiota es una variable importante en el estado de salud: ha crecido el número de patologías asociadas a su estado. Entre ellas, el asma, el hígado graso no alcohólico, la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn o el síndrome de intestino irritable, entre muchas otras.

Por ello, es importante que prestemos atención a las digestiones. Síntomas tan comunes como la dispepsia, la distensión abdominal, la diarrea, el estreñimiento o el dolor abdominal pueden ser indicadores de que la microbiota está alterada.

Una molestia puntual no tiene por qué preocuparnos de entrada, pero si continúa en el tiempo puede indicar la presencia de una disfunción o patología. En ese caso, será importante consultar con un especialista en salud digestiva.

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Artículo original publicado en La Mente es Maravillosa

Montse Armero

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